Miami—Mientras escribo este artículo no puedo creer lo que ha sucedido. Apenas hace unas semanas en mi garaje, miraba con nostalgia una revista vieja del 2008, donde en la portada estaba Roy. En el encabezado decía: ‘’Roy-Alty’’, que significa Realeza. Ese era uno de los tantos calificativos que le servían a este portentoso lanzador.
Roy Halladay, hace solo unas horas ha muerto. La comunidad del béisbol ha perdido a uno de sus más grandes jugadores de todos los tiempos demasiado pronto. El ex jugador de los Azulejos de Toronto y de los Phillies de Philadelphia, Halladay, falleció este mediodía, cuando su avioneta marca ICON A5, cayó en el golfo de México, después que había salido de Tampa, Florida. Halladay, era un piloto ávido, que con frecuencia hablaba de su amor por volar y recientemente publicó imágenes y videos en las redes sociales de su avión. Halladay vivía en las cercanías de Clearwater, y le sobreviven su esposa Brandy y sus dos hijos.
Halladay, será siempre recordado como uno de los más inolvidables y estelares lanzadores de su época. Del 2001 al 2011, Halladay ocupó el segundo lugar en las Grandes Ligas con 175 victorias, una efectividad de 2.98 y un WHIP de 1.113. También ocupó el cuarto lugar en entradas (2,300) y el quinto en ponches (1,795). Los 64 juegos completos de Halladay fueron 30 más que cualquier otro lanzador durante ese tiempo. Durante su carrera en el uniforme de los Toronto Blue Jays, Roy, fue famoso por su programa «Doc’s Box», que trajo mucha alegría a los niños enfermos. Halladay compró una suite de lujo en el Rogers Center e invitó a los niños de la comunidad a asistir. Inició el programa, luego de firmar su primer contrato multianual con la organización y mantuvo la iniciativa en su lugar hasta que fue cambiado a los Phillies en el 2009.
Halladay en su primer año con Philadelphia, obtuvo el Premio Cy Young de la Liga Nacional, mientras lideraba a los Phillies a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Halladay lanzó un juego perfecto el 29 de mayo de 2010, y más tarde ese año registró un juego sin hits mientras hacía su debut de postemporada contra los Rojos. Pasó así cuatro años con la organización, antes de que una lesión en el hombro derecho terminara su carrera en 2013. Roy pudo haber intentado regresar a jugar, pero según el: ‘’Deseaba pasar tiempo con sus hijos y su esposa’’, los cuales tristemente hoy lloran su perdida, al igual que cada uno de los que amamos este deporte y pudimos verlo lanzar.
En sus últimos años, Halladay pasó tiempo como instructor para los Phillies. Ya es miembro del Salón de la Fama del Béisbol Canadiense y pronto será elegible para el Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown. Sus números son más que bueno como para considerarlo merecedor de estar entre los Grandes. Mis pensamientos, mis oraciones y mi más sentido pésame van a su familia y sobre todo su esposa e hijos. El cielo ha ganado una nueva estrella para su equipo de Béisbol. Ahí estará Roy, brillando para siempre ahora en presencia de Dios.