Por Roberto Mercado (Twitter: @Roberto79853151)
Para 1988, mi último año en funciones de carga bates, comprendía de alguna forma que una vez concluida temporada de 1987-88 tendría que abandonar mis labores para continuar con mis estudios universitarios.
Durante el transcurso de esa temporada, tenía la esperanza de encontrar alguna respuesta “divina” la cual me ayudara a terminar mis días de “bat boy” con un campeonato y un último viaje a la Serie del Caribe, que ese año se estaría llevando a cabo en la Republica Dominicana…
MILAGRO EN EL DIAMANTE “Los Indios” arribaban a la final del campeonato de una manera milagrosa, y le tocaría enfrentarse a un poderoso equipo de Santurce que contaba entre sus filas con figuras de la talla de Rubén Sierra, José “Chico” Lind, Juan José Beniquez, Orlando Sánchez y el fenecido ex/indio Mike Sharperson. Mayagüez por su parte repostaría en sus “trincheras de lucha” con jugadores como Bobby Bonilla, Luis “Papa” Rivera, John Cangelosi, Kevin Romine, Jim Pankovitz, Luis Raúl Quiñones, Lance Johnson y Tom Pagnozzi.
Aun así, resultaría increíblemente desfavorecido en la serie final. Durante los primeros 5 partidos, el equipo se encontraba en desventaja, 3 partidos por 2 y Santurce necesitaba solo una victoria más para proclamarse campeón. Luego de su última derrota, el futuro se veía nada alentador. El equipo tendría que jugar un sexto partido en el Estadio local de los Cangrejeros (el otrora Estadio de béisbol “Juan Ramón Loubriel” de Bayamón). Para colmo, la moral de los jugadores no se encontraba en su mejor estado. Parecía que la suerte estaba echada y las aspiraciones de campeonato terminarían muy pronto.
Al retirarme a dormir esa misma noche tendría un sueño muy extraño. En el mismo observe a una estruendosa celebración de campeonato en el camerino “indio”. También observe a varios jugadores y entrenadores del equipo junto a mí, navegando en un placentero crucero. En el sueño podía apreciar lucidamente los rostros de felicidad dibujados en los semblantes de los tripulantes. En el fondo de esta imagen resaltaba el sonido cadencioso del merengue “perico ripiao” instrumental. ¿El destino? ¡La Serie del Caribe de 1988 a celebrarse en República Dominicana! Eso significaba una sola cosa. ¡Mayagüez ganaría el campeonato!
Al despertar la mañana siguiente, sentía en mis entrañas que ese sueño representaba la respuesta a mis oraciones y a mi perseverancia de fe. Ese mismo día, llegamos en horas de la tarde al Estadio Juan Ramón Loubriel de Bayamón para el sexto partido frente a Santurce y con la moral del equipo por el piso. Mientras caminaba en dirección al lugar donde colocaba mis implementos de juego, observe al coach de primera base Don Félix Juan Maldonado (QEPD) solitario y pensativo. En el note el semblante de preocupación e incertidumbre. “Don Félix, anoche soñé que nos dirigíamos en barco a la Serie del Caribe.” “Estoy seguro que ganaremos el campeonato…” “Solo espere y observe”, le dije a Maldonado con absoluta convicción. Maldonado se sonrío conmigo y se marchó cabizbajo al terreno de juego para el comienzo del partido.
Mayagüez perdía el desafío en la séptima entrada 2 carreras por 0 y tenía tres hombres en las almohadillas con dos outs. Luis Raúl Quiñones se presentaba al cajón de los bateadores y al tercer envío del lanzador Ulises “Candy” Sierra, Quiñones conecta un inofensivo elevado al jardín derecho. ¡Cierro los ojos para no ver lo que parecía ser el tercer out de la entrada y el final de nuestras esperanzas de un campeonato! Acto seguido, escucho una inmensa gritería proveniente de las tribunas del estadio. Al abrir los ojos observo a “Candy” Sierra dando saltos en la lomita. En ese instante pensé que celebraba el tercer out. ¡Al echarle un vistazo al cuadro interior, me percaté de que Quiñones estaba anclado en tercera base con ambos brazos en alto en señal de victoria! ¡Wow, increíble! Los saltos en el montículo del lanzador cangrejero eran una respuesta de ira y frustración al observar como su jardinero derecho, Rubén Sierra había cometido un costoso error que le costó a su equipo 3 carreras. El pizarrón de anotaciones marcaba, Indios 6, Santurce 2.
¿Será posible que esto estuviera sucediendo? Era la pregunta que figuraba en mi pensamiento mientras recogía del diamante y colocaba en su lugar correspondiente el madero de Quiñónes. Con este mismo marcador finalizo el partido, la serie estaba nivelada a 3 victorias por bando y el juego final y decisivo seria en Mayagüez. Luego de esta jornada, el panorama pintaba totalmente diferente, y fue literalmente en un “abrir y cerrar de ojos”. VISA PARA UN SUENO En el séptimo partido, Mayagüez se alzó con la victoria 3 carreras por 1, con una excelente labor monticular de los lanzadores Tim Meeks, Luis “Mambo” De León y Ray Soff, además del bateo oportuno de Luis “Papa” Rivera.
De esta manera, Mayagüez se proclamaba campeón del torneo profesional de 1987-88 bajo la dirección de Jim Riggleman y frente a todos los pronósticos y posibilidades existentes. Este cetro levantaría nuevamente la moral del fanático mayagüezano unificando sus gritos de victoria en una sola voz de júbilo. Así, también la “Divina Pastora”; la que muchas veces “salvo” de la derrota a nuestro equipo nacional de baloncesto como decía el inmortal Manuel Rivera Morales, le había echado una “manita” a los “Indios de mi Pueblo”.
Una semana después, las imágenes proyectadas en mi sueño, una por una, se materializaron en una realidad palpable. Desde el puerto marítimo de Mayagüez zarpamos en el barco “Dominican Ferry”, un 3 de febrero de 1988, rumbo a la Serie del Caribe a celebrarse en Santo Domingo, República Dominicana y lo que sucedió después, es otra historia…
EN EL CIELO SE JUEGA BEISBOL: ME “RETIRO” CAMPEON (1987-88) (Extracto del libro “Crónicas de un Carga Bates “Indio”.)
-Aquel que tiene fe no está nunca solo. -Thomas Carlyle
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Aqui esta la version en ingles:
https://www.comixology.com/Indios-From-the-Heart/digital-comic/734118
Finalmente, aqui pueden disfrutar de la entrevista exclusiva que tuvimos con Roberto Mercado: