Luego de ocho días de competiciones en la Serie Latinoamericana de Béisbol Pequeñas Ligas Intermedia, donde 98 niños dieron lo mejor de sí pese a las dificultades del deporte, solo un país pudo embargarse de alegría ganando el campeonato: Puerto Rico, la tierra boricua.
El equipo, comandado por Carlos Texidor, obtuvo seis victorias y una derrota en el round robin, resultados que le alcanzaron para llegar a la final y competir el pasado sábado contra Colombia-Falcón, uno de los dos equipos colombianos que estuvieron en la Serie y de los que más victorias obtuvo.

El segundo juego que disputaron estas dos novenas fue digno de una final. Con jonrón por el centerfield, imparables por los jardines, atajadas de batazos en línea y abanicos convertidos en ponche, ambos equipos dieron a los espectadores del estadio Edgardo Schemel un espectáculo inolvidable.
Final
A las 5:50 de la tarde aproximadamente se abrió el telón del show final y la primera novena en posicionarse en el campo fue la colombiana que tocaron con sus manos el home que con ilusión deseaban pisar durante el partido.
Los aplausos se escuchan desde las gradas y Jhon López se acerca a la caja de bateo. Conecta un sencillo y espera un batazo de José Reyes que nunca llegó porque se ponchó frente al lanzador colombiano Ramiro Moralez.
El próximo en la ofensiva es Carlos De Jesús. Batea por el shortstop y es sentenciado en la primera base. López, por su lado, se queda ilusionado en las almohadillas porque Julio Solier, cuarto en el orden al bate, se tomó un chocolatico caliente con el aluminio en sus manos.
La novena puertorriqueña se posiciona en el campo y ve llegar al jardinero Nel Barraza, quien se poncha. Puerto Rico se anima y espera al segundo bateador quien, disminuyendo la emoción de los isleños, conecta un hit por el leftfield.
Paulo Asprilla, receptor de Colombia, abre sus piernas frente al home y conecta un fly al jardín derecho que el puertorriqueño Ediel Rivera dejó caer, produciendo algarabía en los fanáticos colombianos.
Con dos bases ocupadas, José Agámez se posiciona frente al lanzador Víctor Cartagena y llena todas las bases conectando un imparable por el jardín izquierdo. Y Asprilla y Romero fueron los encargados de anotar las dos primeras carreras de su equipo.
Pero Puerto Rico se recupera y Rivera es el apoderado de la primera carrera de su novena, dejando el partido 2-1, a favor de Colombia.
Parte baja del octavo inning, Puerto Rico 3, Col – Falcon 3. ??⚾️??? #SerieLatinoamericana2019 #GranFinal? pic.twitter.com/vdNVYTOmW1
— Pequeñas Ligas del Norte (@pequenasligasd1) 7 de julio de 2019
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De esa manera se mantuvo el juego hasta la entrada seis cuando el rightfielder Rivera conecta un jonrón que se pierde en el jardín central y con el que empuja también la carrera de De Jesús.
Y los colombianos, sin bajar la cabeza, igualaron el compromiso con la carrera un Asprilla que se había robado segunda base y que había provocado una reunión en el montículo.
Había respiro y esperanzas para ambos equipos.
Extrainnings
Iniciada la séptima entrada, con la adrenalina al 100%, Rivera es golpeado, Cartagena ponchado, y Ortiz sentenciado por la vía 43. Pero cuando el gemelo intenta robarse la antesala, Asprilla tira un cañonazo hacia la tercera base y acaba con la posibilidad de que Puerto Rico pudiese meter una carrera.
En la revancha colombiana, el equipo local no aprovechó las oportunidades: tras llenar las bases con un error del segunda base y dos bases por bolas intencionales, Colombia-Falcón no pudo hacerse amigo del bate para empujar la carrera de la victoria.
Donde todo se cayó
La novena entrada iniciaba con ilusión para ambas novenas y en la segunda base es ubicado un corredor de Puerto Rico para acelerar el juego.
Cuando Rivera se posiciona frente al plato, el pitcher Hamilton Meza comete un error y permite que el puertorriqueño llegue a primera base mientras que el corredor de segunda ya se encuentra en tercera.
El próximo a batear es Mario Bou. Conecta un batazo que pica en el infield y que el pitcher Meza alcanza a atrapar con dificultad. Se queda quieto pensando que el corredor en tercera se venía para home y desesperado lanza a primera produciendo un mal tiro.
Puerto Rico anota dos carreras y Meza casi que se desploma en el montículo. Se agacha y arropa su cabeza con la camisa para ocultar su llanto. Pero era notable: el niño se había rendido.
Como pudo se levanta, pero cuando el jonronero del torneo, López, viene al plato, un hit por el rightfield es conectado y entra la sexta carrera de los boricuas.
En su oportunidad, el local nada pudo hacer: Moralez se ponchó bateándole a casi todo lo que venía, Garrido conectó un fly que sin problemas atrapó el jardinero central y a Barraza, la última oportunidad que tenía Colombia, lo sacaron por la vía del ponche.
Celebración y desmotivación

Del dugout de visitante salieron muchos niños con botellas de agua en las manos. Se reunieron en el campo, se abrazaron y se bañaron con la lluvia que ellos mismos crearon, mientras en las gradas el silencio de los colombianos hacía ruido.
“¡Me siento súper orgulloso!”, expresó López a CON LAS BASES LLENAS respecto con su victoria. “Este juego fue como el pasado: súper cerrado”, añadió el receptor recordando la derrota que tuvieron ante Colombia-Falcón en su debut.
Los isleños mantuvieron una sonrisa permanente en sus rostros; estaban emocionados, muy felices. Los entrenadores se reían y llamaban a sus familiares en Puerto Rico cantándoles en coro: “Te lo dije, te lo dije. Que trajeras la bayola…”.
Mientras tanto, los jugadores colombianos estaban devastados y regados en el jardín derecho. Apoyados sobre la cerca azul y sentados en el campo, la mayoría de ellos brotaban gruesas lágrimas de sus ojos y cabizbajos solo pensaban en lo cerca que estuvieron de ganar. “Vamo’ a rriba”, los animaron los jugadores de Puerto Rico.
Sus familiares, según Ali Valdelamar, beisbolista y scout de los Rangers de Texas que visitaba la ciudad de Barranquilla aquel sábado, lloraban en las gradas pensando en la tristeza que sentían sus hijos.
Sin embargo, Asprilla, a diferencia de sus compañeros, se mostraba fuerte, callado, como asimilando la derrota. “Él ya está acostumbrado a eso. Yo vengo trabajando con él desde los nueve años y este es un juego más para él”, expresó Valdelamar a CON LAS BASES LLENAS. Lee también «Luis Escobar, llamado a brillar en la Gran Carpa».
La Serie Latinoamericana U13 terminó para ser la felicidad de un Puerto Rico que se irá gozoso a casa, pero al mismo tiempo desanimó a una Colombia que soñaba con conocer Estados Unidos o hasta de montarse en un avión por primera vez.
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